Friday, January 12, 2007

Por: Rafael Escalante López

Terminaron las fiestas de fin de año y la realidad se muestra en toda su crudeza. Hay señales objetivas de que se rompen promesas y euforias políticas para develar la rudeza de los intereses monopólicos-tecnocráticos.

Desde la cascada de aumentos de finales de noviembre, en contubernio del gobierno saliente con el entrante, los modernos “científicos” tecnócratas o economistas de corte neoliberal, extranjeros fondistas y empleados de monopolios, incrustados en la médula del gabinete económico del reciente gobierno, enseñaron los colmillos con saña inaudita sobre la población mexicana.

El aumento de los productos básicos forma parte de la religión económica de estos descastados. El duro golpe del incremento de la leche Liconsa de 3.50 a 4 pesos por litro, la nueva subida del huevo de 8 a 15 pesos y la reciente escalada del desmesurado aumento de la tortilla de 5 a 15 pesos, le pegan arbitraria, abusiva e impunemente a los ingresos del bolsillo de todos los mexicanos, sobre todo reduce el acceso al alimento básico de las clases miserables, que son las más en el país.

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Si se interroga a los responsables de la política económica, contestan con aire doctoral, que es producto de que “que el precio de la tonelada de maíz no se controla” y que “el precio de la tortilla y la masa seguirá en incremento para mejorar la calidad y la competitividad de quienes se dedican a este negocio”. En pocas palabras que es un “fallo” del mercado que “automáticamente” se corregirá. ¡No hay de que preocuparse pues!

Lo que no dicen estos “espertos” es que el origen primigenio de estas megalzas, se deben al incremento que hicieron estos mismos seudoeconomistas del precio de los energéticos, la anunciada liberación del costo del maíz, el creciente aumento de la importaciones del grano y de la defensa de los intereses monopólicos de la rama industrial.

La principal materia prima de la tortilla, el maíz, ha encontrado vías alternativas de industrialización con una mayor densidad económica. En algunos países, como Brasil, Colombia y Estados Unidos, ya se está utilizando para la elaboración de alcohol, para combustible y de consumo humano, hojuelas de maíz, así como para edulcorantes, para elaborar alimentos y refrescos. Lo que pasa es que los exóticos tecnócratas estrategas económicos en México, han preferido y prefieren manejar las variables macroeconómicas financieramente y dejar la comercialización de granos al libre juego de las fuerzas del mercado, antes de proponer una reconversión industrial de estos productos, para elevar el volumen de producción y su productividad, adecuada a las tendencias del mercado mundial, y he ahí los funestos resultados…

A la tecnocracia económica le importa un bledo los intereses de los mexicanos. Es más ya nos han amenazado con más aumentos. En efecto el precio de otros alimentos, como la carne, va a aumentar por el efecto multiplicador del alza del maíz. La mayoría de estos oportunistas han usufructuado cargos públicos y son empleados de los grandes monopolios. Todos ellos están hechos con el mismo molde en su forma de percibir y afrontar las cuestiones gubernativas, y, sobre todo a las asuntos que afectan a la mayoría de la población: exigen férrea disciplina ortodoxa en las finanzas públicas y las variables económicas, promoviendo la ausencia de intervención del Estado en la economía y anteponiendo la los intereses monopólicos y la eficacia del mercado sobre las necesidades sociales.

El maíz constituye, junto con los frijoles, el alimento fundamental de los mexicanos. El maíz ha alimentado, con una variedad de manifestaciones y usos, por siglos a los mexicanos. Pero esto que puede importarle a los forasteros “doctores” de la ciencia económica oficial.

El aumento del precio de la tortilla, cuya alza especulativa llega en algunos casos hasta los 30 pesos, acrecentará las ganancias de los monopolios intermediarios del comercio de maíz y las grandes empresas que controlan la producción del grano.

El impacto de la crisis económica que se avecina, está apenas comenzando su destrozo devenir. Vamos a ver como se enfrentan el creciente desempleo, el espectro inflacionario, la sigilosa devaluación, la caída de los precios de petróleo, entre otros… Ya veremos…